¿ES VERDAD QUE DIOS DESEA ENRIQUECERNOS PORQUE CRISTO NOS REDIMIÓ DE LA MALDICIÓN DE LA POBREZA?
(9 falsos argumentos del evangelio
de la prosperidad. Parte 4)
Por Luís Orlando Pulache Vásquez.
“Cristo
nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es
colgado en un madero)”
(Ga 3:13)
- El argumento de la doctrina de la
Prosperidad, señala que la pobreza es consecuencia de la maldición de la Ley
por la desobediencia, y que como nosotros ya no estamos bajo la ley, ya que Cristo
nos redimió de la maldición de la ley, entonces según ellos, tampoco podemos
estar en pobreza, sino en enriquecimiento material. (Dt 28:15-19,45)
- Cuando Pablo le dijo a los gálatas, que
Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, no se estaba refiriendo a que el
Señor quitó la pobreza material para enriquecernos, sino que según el contexto,
se estaba refiriendo a que seríamos justificados
a través de la fe en Jesucristo, nuestro Señor. Leamos el contexto:
“Porque
todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues
escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas
escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Y que por la ley ninguno se
justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la
ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas” (Ga 3:10-12)
Vemos pues que Pablo, no estaba hablando de la
maldición de la pobreza específicamente, sino del estado de condenación en que
nos encontrábamos antes de ser redimidos por el Señor.
- Pero aún con todo, veamos si se verdad esto
de que Cristo nos quitó la pobreza material para enriquecernos. Primeramente
definamos qué es pobreza. Pobreza es tener menos de lo que se necesita para
hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas. Ciertamente que Cristo sí nos
redimió de la maldición de la Ley. Esa es una verdad absoluta, perfecta y
completa, no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia. Y ciertamente que cuando
Dios nos redimió de la maldición de la Ley, también quitó con ella todas las
maldiciones que con ella venían, entre ellas, la pobreza. ¿Pero estar redimidos
de la maldición de la ley significa que ahora tenemos el derecho de ser
enriquecidos materialmente? No, no significa eso. Una cosa es el hecho de que
Dios nos haya redimido de la pobreza, y otra, que desee enriquecernos. Una cosa
es ser pobres, y otra muy diferente, ser ricos. Esos son DOS EXTREMOS que Dios
no desea para nosotros. Aunque existen casos, que en la voluntad soberana de
Dios, Él lo permite. Como que algún rico entre al cielo, o que creyentes temerosos
de Dios estén en pobreza. Pero esa no es la regla general divina, de modo que
no se puede hacer de esto, una doctrina.
- Dios no tiene la intensión de enriquecernos,
pero tampoco desea que vivamos en pobreza. Sino que la promesa de Dios, de la
boca del mismo Señor Jesucristo, para el creyente neo testamentario es que ÉL SUPLIRÍA PARA NUESTRAS NECESIDADES. Debemos hacer una marcada diferencia
entre lo que verdaderamente NECESITAMOS y lo que QUEREMOS. Dios le ha prometido al creyente en Cristo
Jesús, riquezas, Él se ha comprometido en darnos el sustento diario, como son
la ropa y alimento. Pero aún para esto, Él nos pone una condición: buscar
primeramente Su reino y su justicia.
“No os
afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe
que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de
Dios y su justicia, y todas ESTAS COSAS
os serán añadidas”
(Mt 6:31-33)
- Este es un texto que muchos han sacado de
contexto, especialmente para decirle a los jóvenes que primero busquen a Dios
para que Él luego les conceda una novia en su tiempo. Sin embargo este versículo
no habla en lo absoluto de esto, sino de la comida y vestido que el Señor se
comprometió si buscábamos primero su reino de justicia. Esta es la promesa para
el creyente neo testamentario y no las riquezas de Israel.
Esto es lo mismo que Pablo le dijo a los filipenses,
que Dios les iba a suplir lo que a ellos le faltaran, pero bajo el contexto del
pensamiento de Cristo. Es decir, de que ellos necesitaban, no lo que ellos
querían.
“Mi
Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil 4:19)
Pero alguien podría pensar ¿Pero acaso Dios no
nos da más de lo que realmente necesitamos para vivir? Sí. Todos tenemos casa,
electrodomésticos, celulares, etc. Y es precisamente, esas son las cosas en
abundancia que el mismo Pablo nos dijo que Dios nos daría:
“A los
ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las
riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las
cosas en abundancia para que las disfrutemos”
(1Ti 6:17)
- Vemos que Pablo no fue ni un millonario, así
que cuando él decía que Dios nos daba las cosas en abundancia, no lo decía por
el rico, ya que él decía que Dios nos daba a todos todas estas cosas en
abundancia, Pablo incluía allí a todos los creyentes como a él mismo.
- Pero entendamos que todas estas cosas
abundantes, como le llama Pablo a lo extra de la comida y el vestido, no es una
promesa, sino la generosidad de nuestro Padre hacia sus hijos. Su naturaleza
bondadosa. La única promesa a la cual Él se comprometió, y que como toda
promesa está condicionada a la obediencia es, la comida y el vestido. Esto lo
confirma nuevamente Pablo:
“Pero
gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;
porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que,
teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1Ti 6:6-8)
Pablo confirma las enseñanzas de Cristo: “teniendo sustento y abrigo (comida y
vestido), estemos contentos con esto”
- Escuche bien, Dios desea que la actitud del
creyente, no sea el de enriquecerse, sino de CONTENTAMIENTO. ¿Sabe porque Pablo
enseñaba esto? Pues porque él lo aprendió de las enseñanzas del Señor, y porque
él mismo lo vivió
“No lo
digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir
humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así
para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para
padecer necesidad”
(Fil 4:11-12)
Ahora puede entender cuál era esa abundancia que
Pablo tenía en ciertas ocasiones. No eran la abundancia de riquezas, sino que Dios
en ocasiones le daba más de la comida y el vestido que necesitaba. Y es que el
deseo de Dios, es que nuestra felicidad no se base en los bienes que tengamos,
sino que sea Él nuestra felicidad. Es por eso, que cuando la actitud de insatisfacción y deseos de enriquecernos,
se apodera de nuestros corazones, somos infelices con lo que tenemos, y sin
darnos cuenta, estamos poniendo como base de nuestra felicidad, las cosas
materiales.
“Sean
vuestras costumbres sin avaricia, contentos
con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (He
13:5) (Énfasis agregado)
- Pero no debemos confundir el estar contentos
con el ser conformistas. El estar contentos con algo es tener una actitud de
calma, sin desesperanza o angustia; sin embargo el conformista se va al otro
extremo, teniendo una actitud de pesimismo o fatalismo, sin tener esperanza en
el futuro ni hacer algo al respecto, creyendo que ya todo está perdido y que no
tiene solución.
Amado hermano, Jesús mismo vivió felizmente, y
sin embargo tuvo una vida austera. Algunas veces fue invitado a banquetes y
cenas, pero en otras ocasiones, como en Lucas 6:1, comía espigas del campo.
Escoja usted a quién va a seguir, a quién va a imitar.
- Hoy día se enseña que el sinónimo de estar
bendecido por Dios, es tener dinero. ¿Pero la bendición de Dios se mide por la
abundancia de las cosas que tenemos? Jesús y los apóstoles eran pobres.
¿Entonces ellos no estaban bendecidos por Dios?
- Hoy día se enseña que si usted tiene fe
prosperará, y si no la tiene, no. ¡Mentira! ¿Pedro que no tenía ni para la
ofrenda del Templo según Hechos 3, tampoco era un hombre de fe? ¿Acaso no dice
el libro de Hebreos 11 que los grandes héroes de la fe pasaron por el mar Rojo
como por tierra seca, conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron
promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de
espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron
en fuga ejércitos extranjeros. Pero que también otros fueron atormentados,
vituperados, azotados, prisioneros y encarcelados, apedreados, aserrados, puestos
a prueba, muertos a filo de espada, anduvieron de acá para allá cubiertos de
pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados y maltratados, errando por
los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra?
¿Estos hombres de Dios entonces no tenían fe?
Los falso profetas de la prosperidad tienen a todos estos hombres, a todos que son como ellos, como miserables. Pero según Hebreos 11:38,
Dios les sigue gritando desde su trono en los cielos: ¡El mundo no es digno de
ellos!
Dicen estos falsos maestros que si no eres prosperado
es porque no tienes fe, ya que por la fe obtienes las promesas de riquezas.
¿Acaso Dios le prometió al creyente riquezas en la tierra?
- Algunos creen que Santiago 2:3 habla de
ricos y pobres en la iglesia:
“Porque
si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa
espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado
al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y
decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado”
Pero según el contexto, este hombre rico no es
un creyente, ya que después les dice en el verso 6 y 7:
“¿No
os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?
¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?”
Pero recuerde que la Biblia, así como enseña
que el creyente no debe anhelar riquezas, tampoco desea que haga votos de
pobreza. Esos dos extremos son anti bíblicos. Él desea sustentarnos en lo que
necesitamos para vivir y aún nos da más. Pero ser ricos es otra cosa muy
diferente. Aquí el balance no es que en la iglesia haya ricos y pobres, sino
que tengamos lo necesario para vivir, estemos contentos con eso. Además que
Dios siempre nos da más de lo realmente necesitamos.
¿Pero entonces por qué existen pobres en la
iglesia? Pues veamos las causas:
1. Por una mala administración del dinero
Cuando existe una mala distribución del
dinero, cuando el orden de nuestras prioridades es alterado a la hora de
distribuirlo, cuando se le malgasta en lo que no aprovecha, o se gasta más de
lo que realmente ganamos, inevitablemente las deudas y la pobreza se harán
presentes en nuestras vidas.
“Tesoro
precioso y aceite hay en la casa del sabio; mas el hombre insensato todo lo
disipa” (Pr 21:20)
2. Por la ociosidad
Dios bendice el fruto de lo que hacemos, no de
lo que no hacemos.
“El que labra su tierra se saciará de pan; mas el que
sigue a los ociosos se llenará de pobreza”
(Pr 28:9
3. Por disciplina a causa del pecado
El pecado detiene la bendición de Dios, y es
un medio permisivo de Dios que viene como disciplina para llamar la atención
del creyente.
“Pobreza
y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; mas el que guarda la
corrección recibirá honra”
(Pr 13:18)
4. Por una prueba momentánea
A veces Dios también prueba a sus hijos con la
carencia de sus bendiciones.
“Hasta
esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y
no tenemos morada fija.”
(1Co 4:11)
“¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro,
o espada?”
(Ro 8:35)
“Sé vivir
humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así
para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para
padecer necesidad.”
(Fil 4:12) (Job 1:9-17)
5. Por negarnos a ayudar al necesitado
“Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay
quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza” (Pr 11:24)
Continuará
en el 5 falso argumento de la falsa prosperidad...
Dios te bendiga.
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