miércoles, 3 de agosto de 2016


¿ES VERDAD QUE DIOS DESEA ENRIQUECERNOS PORQUE SALOMÓN TAMBIÉN LO FUE?
(9 falsos argumentos del evangelio de la prosperidad. Parte 3)
Por Luís Orlando Pulache Vásquez.

Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé…
Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.” (1R 3:5,9-13)
- Primeramente debemos entender que Salomón no fue quien pidió riquezas a Dios, sino que fue el Señor quien decidió dársela juntamente con la sabiduría; pero estas riquezas le fueron dadas con el fin de cumplir con Sus propósitos divinos. ¿El hecho de que Dios le diera riquezas a Salomón, significa esto que Él deseaba que Salomón fuera dueño de una cuantiosa riqueza personal? Absolutamente que no. Dios otorgó riquezas a Salomón para que él, como rey de Israel, las usara en beneficio de su pueblo que estaba reinando. Nunca fue el deseo de Dios que Salomón acumulará las riquezas que Él le dio, a su cuenta personal, eso mismo lo confirma la Ley de Moisés:


“Ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano. Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino. Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia.” (Dt 17:15-17)
Dios no cambia, nunca lo ha hecho ni lo hará, Dios seguía pensando igual cuando se le presentó a Salomón en sueños, que cuando dio este mandamiento a Moisés. Dios prohibió a cualquier rey de Israel, tener muchas mujeres y amontonar riquezas para sí. Sin embargo, el rey Salomón sí tuvo mil mujeres, y éstas, como lo predijo Dios en la Ley, desviaron el corazón de Salomón. Además amontonó riquezas para sí, en una clara y abierta rebeldía contra Dios. Salomón no usó correctamente, ni la sabiduría ni las riquezas que Dios puso en sus manos, fue un mal mayordomo, ya que una buena y fiel mayordomía no consiste principalmente en hacer que aumenten nuestras riquezas, sino en lo que hacemos con ellas.
¿Puede ser entonces el rey Salomón un buen ejemplo a imitar como argumento de que Dios quiere que seamos ricos? Por supuesto que no, Salomón se convirtió en un rey egoísta, idólatra y libertino, que cayó en la adicción del dinero, sucumbió a sus encantos. ¿Se podría decir entonces que Dios sí quería enriquecer a Salomón solo que él no supo darle un buen uso a esas riquezas? No, si Salomón hubiera administrado correctamente el dinero que Dios puso en sus manos, él lo hubiera puesto a favor de Israel, como consecuencia, nunca hubiese podido ser rico para sí. Así que no es el deseo de Dios enriquecernos para nuestro provecho.

Continuará en el 4 falso argumento de la falsa prosperidad...
Dios te bendiga.

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