EL FALSO EVANGELIO DE LA PROSPERIDAD
Por Luís Orlando Pulache Vásquez.
“Porque por ahí andan muchos, de los cuales os
dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de
Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya
gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal. Mas nuestra ciudadanía
está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo” (Fil 3:18-20)
1. LA ACTITUD DEL MUNDO FRENTE AL
DINERO.
La
sociedad promueve el consumismo, nos bombardea con propagandas engañosas, tratando
de convencernos de que las cosas materiales tienen el poder de satisfacer
nuestras vidas, que cuanta más comodidad material tengamos, “viviremos mejor”.
El mundo
ama al dinero.
- Amar
al dinero es desear vivir en comodidades materiales como fuente de la felicidad
o bienestar. Es también acapararlo egoístamente. Con respecto a esto, la Biblia
no enseña que el dinero sea malo, sino lo que en verdad lo es, es la actitud de
amor al dinero.
“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando
algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” (1Ti 6:10)
El
dinero es adictivo.
Estos
errados maestros de la prosperidad, argumentan que el dinero debe ser nuestro
esclavo y no nosotros de él. Sin embargo la Biblia nunca enseña esto. Somos
mayordomos del dinero no sus amos, que es muy diferente. Lo único que la Biblia
afirma es que el dinero es un amo, su naturaleza es de apoderarse de las
conciencias y voluntades del quien lo codicia.
Al igual que la droga, él es adictivo.
“El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener,
no sacará fruto.” (Ec 5:10)
Y al
ser adictivo, tiene el poder de seducir y atrapar a las personas. El dinero
crea dependencia, la cual la Biblia la llama codicia.
El
mundo pone su esperanza en el dinero.
- El
mundo busca al dinero como la fuente de poder para solucionar las cosas, dejando
a Dios fuera de lugar. Sin embargo la Biblia enseñan todo lo contario. Ella
manda al hombre, poner toda su confianza en Dios y no en el dinero como fuente
de solución a todos sus problemas o necesidades.
“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la
esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que
nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1Ti 6:17)
-
Jesús enseñó que es muy difícil tener riquezas y no poner nuestra confianza en
ellas como un medio de solución.
“Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán
difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los
discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a
decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! Más fácil es
pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de
Dios.” (Mr 10:23-25)
Miremos
el contexto. Jesús dijo todo esto por causa de que un joven rico no quiso
despojarse de sus riquezas materiales para ayudar a los necesitados, porque sencillamente
amaba a sus riquezas. Note que Jesús dijo que los que confiaban en las riquezas, eran los mismos que amaban sus riquezas, que a la vez son también los que no desean despojarse
de ellas con el fin de ayudar al necesitado. ¿Ha escuchado acaso alguna vez que
los predicadores de la prosperidad enseñen que deba usted salir a ayudar a los
necesitados con tantas bendiciones que reciben? No verdad. Escuche bien. Usando
una hipérbole, Jesús dijo que es ¡Casi imposible que un rico entre en el reino
de Dios! Así de sencillo.
Con
razón se dice que el dinero es el que más compite contra Dios por el trono de
nuestros corazones, que cualquier otra cosa.
- Esta
historia también nos enseña, que al igual que el joven rico, alguien puede ser
religioso y muy devoto, pero al mismo tiempo estar atrapado en el poder
adictivo del dinero.
- ¿Sabe
por qué, muchos de los que han caído en el engaño de la doctrina de la
prosperidad, no pueden ver en las Escrituras, que su doctrina es torcida,
inmoral y anti bíblica? Pues precisamente porque el mismo engaño de las
riquezas ahogan la Palabra y no permite que ésta dé sus frutos de justicia:
“El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero
el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace
infructuosa” (Mt 13:22)
Nuestra
actitud frente al dinero revela lo que hay en nuestros corazones.
Un
ejemplo de esto aconteció en la naciente iglesia primitiva. (Hch 4:36-55) Ananías y su esposa Safira mintieron al Espíritu
Santo. Pero la mentira no era la raíz del problema, la mentira era solo el
fruto de su avaricia. Ellos habían puesto su amor y confianza en el dinero.
Dios protegió a la naciente iglesia primitiva de una manera radical, del
espíritu de avaricia, codicia y mentira, ya que el dinero es uno de los
instrumentos más poderosos que Satanás usa para derribar ministerios, iglesias,
hombres de Dios, familias enteras, sociedades y gobiernos.
En
esta sociedad materialista, insatisfecha y afanosa por el dinero, Dios levanta
un llamado a su iglesia santa a diferenciarse del mundo, no teniendo un corazón
materialista sino a ser ricos para con Dios.
2. EL FALSO EVANGELIO DE LA
PROSPERIDAD.
- A
finales de los 70 empezó esto, lo de la doctrina de la prosperidad en misterios
norteamericanos, os cuales se fueron propagando hasta el día de hoy con más
fuerza, infestando a la iglesia cristiana con el pensamiento materialista,
codicioso y egoísta de nuestra sociedad. Falsas enseñanzas ocultistas y
doctrinas de hombres se han levantado con mayor fuerza en estos últimos años,
trayendo confusión y despertando la codicia y la avaricia dentro de la iglesia
de Cristo.
Este
nuevo evangelio es llamado “El evangelio de la prosperidad”. Este falso
evangelio ensaña que Dios nos ha creado para vivir en abundancia material,
haciendo mucho énfasis en enviar semillas de fe y hacer pactos con Dios con el
fin de ser prosperados. “Profetizan” a las personas lo que quieren oír,
inflándoles el ego, con el fin de conseguir lo que quieren. Llenan de
adulaciones a quienes los oyen con supuestas palabras de fe. Les animan a sus
seguidores a que confiesen que son prósperos y materialmente bendecidos. Sin
embargo, son solo ellos los que se enriquecen con este negocio.
-
¿Pero considera Dios hombres prósperos y realizados, los que prosperan
económicamente?
“No améis al mundo, ni las cosas que están en
el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo
lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1Jn 2:15-16)
Los
deseos de la carne: vivir en grandes comodidades, casas, carros, etc. Por el contrario, Jesús dijo:
“Porque la vida del hombre no consiste en la
abundancia de los bienes que posee” (Lc 12:15)
- Pero
estos seudos maestros tuercen las Escrituras para justificar sus erradas y
codiciosas enseñanzas; Además de que no todo lo que la Biblia menciona como
prosperidad significa riquezas, sino que nos salga bien lo que estamos o vamos a realizar. Pero estos supuestos
profetas, han llegado incluso a cuestionar la autoridad del apóstol Pablo, al
afirmar que él no tenía esta “nueva revelación de la prosperidad”, ya que él
enseñaba todo lo contrario, además de vivir en muchas ocasiones de forma
austera. Si esta supuesta obligada prosperidad material fuera verdad, entonces
deberíamos preguntarnos, ¿Cristo tampoco tenía esta revelación divina de la
prosperidad, ya que él nunca la enseñó ni vivió “próspero”? Si Pablo no tuvo
esta nueva revelación, entonces ¿La Biblia no está completa? ¿Debemos dejar a
un lado la Biblia para seguir a estos nuevos profetas y maestros con una nueva revelación?
-
Pero esto no es de asombrarnos, ya que la Biblia sí habla de estos falsos
ministros de Dios profetizados para estos últimos tiempos. Y nos da las
características que iban a tener estos hombres:
“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma
a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es
conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones
y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias,
malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y
privados de la verdad, que toman la
piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales” (1Ti 6:3-5)
La
Biblia predijo que éstos falsos maestros se apartarían de la piedad, la cual es
todo lo que referente a las cosas espirituales, no materiales. Teniendo la
piedad como fuente de ganancia, es decir, que harán del evangelio, un gran
negocio. ¿Y acaso no es esto lo que están haciendo los del evangelio de a
prosperidad?
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre
vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías
destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos
destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los
cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas.
Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición
no se duerme” (2P 2:1-3)
El
apóstol también predijo que serán avaros e hipócritas, que usarían palabras
fingidas, tan solo para satisfacer su avaricia. Y esto es precisamente lo que
está pasando en estos tiempos.
Tienen los ojos llenos de adulterio, no se
sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto, y se
han extraviado siguiendo el camino de
Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad” (2P 2:1-3,14-15)
Serán
codiciosos y sensuales.
“También debes saber esto: que en los
postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí
mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos…
Traidores, impetuosos, infatuados,
amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad,
pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2Ti 3:1-2, 4-5)
Serán amadores de sí mismos, ¿Acaso no esto lo que enseña la falsa
prosperidad, que tu prosperes, que te vaya bien, tu casa, tu carro, tu felicidad,
tú, tú y tú? Además dice que tendrán apariencia de piedad, pero
negarán la eficacia de ella. ¿Acaso no se muestran muy espirituales, pero al
mismo tiempo con su forma de vivir en el desenfreno y la opulencia, enseñan que
de nada sirve servir a Dios y no ser prospero, y no solo esto, sino que se
burlan de los siervos de Dios que en está es esa “prosperidad material”? ¿Se da cuenta
que las características que menciona las Escrituras acerca de estos falsos
profetas y maestros, son los mismos de los de la doctrina de la prosperidad?
- Al
contrario de lo que predican estos falsos maestros, la Biblia enseña clara y
abiertamente que Dios está en contra del
deseo de enriquecerse.
“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en
muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y
perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual
codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos
dolores.” (1Ti 6:9-10)
Cuando
Pablo dice: “Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero”, cuando
dice la palabra PORQUE, Pablo no solo está explicando que la consecuencia de
todos los males, es el amor al dinero, sino también está relacionando que los
que aman el dinero son los mismo que tienen el deseo de enriquecerse. Escuche
bien y no se deje engañar. No existe el deseo de enriquecerse que venga de parte
de Dios.
-
Escuche lo que piensa el Señor con respecto a amontonar fortuna en esta tierra:
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen,
y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la
polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde
esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón…
Ninguno puede servir a dos señores; porque
o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.
No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mt
6:19-21,24)
El
Señor es claro y enfático, No te hagas tesoros en la tierra sino en los cielos,
y contra estas palabras no hay argumento que valga.
Recuerde
que solo somos instrumentos de su gracia, pero de barro, no de oro.
Mi
amado hermano, Jesucristo no es el medio para que alcancemos nuestros fines, él
es el fin en sí.
“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida
eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios
el Padre” (Jn 6:27)
“Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.
Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1Ti 6:7-8)
En
los próximos estudios, estaremos analizando profundamente 9 falsos argumentos
del llamado “evangelio de la prosperidad”.
Continuará
en el 1 falso argumento de la falsa prosperidad...
Dios te bendiga.
Mi canal YouTube: http://bit.ly/1ORVR93
Mi página de Blog: https://luisorlandopulache.blogspot.pe/